Este blog surge con la finalidad de cumplir los objetivos de la clase de Análisis Literario y, al mismo tiempo, establecer vínculos con autores y escritos que se encuentren bajo la misma línea.
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jueves, 13 de febrero de 2014
domingo, 9 de febrero de 2014
Aproximación cultural
Adorno, Horkheimer, Arendt
Los estudios acerca de la ‘cultura popular’ se sitúan,
actualmente, en el centro de los intereses críticos y teóricos cuando antes se
le veían desde los márgenes; esto de acuerdo a lo que explica María Luengo en su
texto sobre los estudios culturales. Acerca de la cultura de masas, la autora
menciona que los críticos Adorno y Horkheimer han sido los que formularon la
tesis más influyente sobre ésta: “Desde entonces la sociología desarrolló una
actitud ambivalente hacia lo popular”. De esta manera la sociología se
convirtió en una herramienta que toma en cuenta el estudio de masas o a éstas más allá de la cultura. Al respecto, Luengo menciona que “La cultura
popular ha pasado de ocupar un puesto marginal en la vida académica a ser foco
de interés no ya sociológico, sino interdisciplinario. El análisis de la
cultura ha supuesto una ruptura con parámetros meramente empíricos, pues no se
trata de analizar sólo los aspecto fácticos, sino los significados” (103).
Los estudios culturales otorgaron una revalorización
a la cultura de masas y con esto se ha visto a la sociedad y a la política con
nuevos ojos ya que éstas también intervienen en dichos estudios. Estas
consideraciones traen consigo una institucionalización de estos estudios para
así vislumbrar las primeras teorías sobre la cultura popular. Sin embargo, cada una resolverá de manera
distinta la cuestión de la cultura inserta en la sociedad moderna y la autonomía
que pudiera presentar. Un ejemplo de ello es lo que mencionan Adorno y
Horkheimer sobre lo que ha logrado la cultura de masas al imprimir la
degradación del arte en el mercado, y como ésta nos permite hablar de una
sociedad capitalista alterada por un determinado consumo de la cultura o
cultural.
Esta aproximación a la cultura nos permite hablar del
‘divertimento’ (término empleado por
Adorno y Horkheimer) como desestabilizador del arte. Es decir, las nuevas
formas de placer estético traen consigo la función o elemento de ‘divertimento’
que será recibida y consumida como cualquier bien comestible o, mejor dicho,
como si se tratase de un arte fácil y artificial. Un ejemplo de lo anterior
podría ser el paso de la literatura al cine donde la máxima preocupación y
características actuales que rigen a esta última forma de arte es el
‘divertimento’ o ‘fetiche’. Sobre este último, de acuerdo a Adorno y
Horkheimer, se dice que funciona de la siguiente manera: “el lenguaje visual
revestía de realismo el contenido ideológico del producto y transformaba
reiterativamente en fetiches los
motivos de la vida cotidiana, de la que, paradójicamente, el público trataba de
evadirse” (109).
Así, esta evasión del realismo en cuanto contenidos
ideológicos se ve traspuesta mediante las adaptaciones cinematográficas que en
su mayoría facilitan y alteran la historia que cuenta el libro y así se vuelve
un bien de consumo masificado (‘producir para consumir y consumir para seguir
produciendo’). Esto tiene que ver con la sociedad capitalista a la cual
refieren Adorno Y Horkheimer de acuerdo a que este tipo de ‘formas culturales’
(en este caso las adaptaciones del libro a la pantalla grande) sólo atienden a
la eficacia económica, a la eficiencia y la eficacia, a imponerse en los
órdenes de la vida social.
Siguiendo las críticas de Adorno y Horkheimer, la
partición del ámbito cultural se da en dos esferas culturales (arte y cultura
de masas). Acerca de la última se dice que se ha desligado y desgastado del
arte de acuerdo a los intereses de una ‘sociedad mercantilista’. Lo mismo
sucede con aquellos filmes que devalúan, desvalorizan y sucumben a la obra
literaria. En general toda película por más mala que sea siempre contará con
cierto presupuesto y algunas técnicas que la llevarán a su conocimiento ante el
público o a las carteleras. Esto sigue otorgándole el mote de cine o película
pero siguiendo las líneas de los teóricos mencionados, no se puede hablar de
arte y habrá de reflexionarse el por qué. Los ejemplos más comunes y en cierto
grado redundantes son las películas dirigidas a un público adolescente donde
predominan seres fantásticos o sobrenaturales en un mismo regido bajo las
mismas condiciones.
Adorno y Horkheimer mencionan las teorías modernistas
de D. MacDonald y C. Greenberg de acuerdo a lo mencionado con anterioridad. Es
decir, el arte debería ser concebida al margen de la sociedad ‘como esfera
separada y autónoma’, según estos últimos. Esta posición resulta un tanto
extremista según Benjamin ya que él concibe a la cultura de masas como una
nueva forma de arte que no se encuentra sujeta a los cánones del arte moderno
pero, al mismo tiempo, es capaz de convocar a las masas. MacDonald y Greenberg
creen lo contrario y sostienen la idea de que la autonomía que manifiesta el
arte sobre la cultura de masas es la unicidad del original y la pureza de la
obra.
Con esos dos elementos juegan las películas
mencionadas con anterioridad y por ellos se pierde la autenticidad y
originalidad de la obra para convertirse en una manifestación cultural que se
consuma en potencia (se buscan estereotipos para representar a los personajes e
historia y así anticiparse a un posible lector o desbaratar a la obra). Pero no
es la cultura de masas la que ha puesto al arte en peligro sino la actitud de
esta cultura, que desplaza al arte por el entretenimiento en su afán de consumo
desmedido y al ser heredera de una sociedad moderna (esto siguiendo la ideas de
Arendt). Ella compartía las reflexiones de Adorno y Horkheimer en cuanto a la
distinción entre cultura y entretenimiento (‘divertimento’) para el
establecimiento de jerarquías entre ellas. A diferencia de ellos, creía que los
‘objetos de cultura’ (arte) se distinguían por su excelencia y, también, por su
consumo inmediato.
Pero dicho consumo es especial en este tipo de
‘objetos culturales’ ya que atraviesa las barreras temporales porque sí se
consume pero no se gasta o expide a diferencia de los objetos pertenecientes a
la cultura de masas. Esto sucede también en la mayoría de los filmes que han
mantenido un paso firme a través del tiempo por su construcción y
características. Algunas películas siguen siendo objeto de análisis a través de
miles y miles de reproducciones a tal grado de encasillarse en el llamado ‘cine
de arte’ o ‘de culto’. Empero, esto nos lleva a la problemática del consumo,
según Arendt, que trae consigo los objetos pertenecientes a la cultura de masa.
Es por ello que su reflexión es que no existe un ‘objeto cultural por
excelencia’ sino una aproximación o, en determinados caos, una degradación del
mismo.
Como conclusiones, Arendt creyó que el máximo error
en Adorno y Horkheimer consistió en llamar ‘cultura’ al entretenimiento por una
cuestión de economía que se reduce a lo material. Así, muestra que la teoría de
estos críticos no es la última ni la más determinante pero sí la que comenzó a
establecer pautas en torno a estas manifestaciones culturales y las etiquetas
de bueno o malo que traen consigo.
lunes, 3 de febrero de 2014
Cuestionario 'Postestructuralismo' 2
Cuestionario
En esta entrada se responderán algunas preguntas en torno al postestructuralismo de acuerdo al texto de Terry Eagleton.
1- ¿Qué es un signo
saludable y un signo doble?
R= El signo ‘saludable’
es aquel que a partir de su condición transmitirá un significado lo más preciso
posible. Se puede definir de la siguiente manera: “es el que
llama la atención sobre su propia arbitrariedad, que no quiere hacerse pasar
por "natural" sino que, en el preciso momento de transmitir un
significado, comunica también algo de su propia condición relativa, artificial”
(84). Eagleton ofrece como ejemplo a la literatura realista que a través de sus
características como la minuciosa descripción o personajes políticamente
correctos, principalmente, lograría establecer signos naturales.
A partir de
lo anterior surge la concepción de signo ‘doble’ ya que el signo como reflejo o
reproducción suprime o impide al lenguaje y, más aún, al mundo. Con esto,
Eagleton explica que esta cualidad de lo doble significa que “el signo […] hace señales dirigidas a su
propia existencia material a la vez que transmite un significado” (84). De esta
forma no podemos recurrir a los signos saludables que por sí mismos ya son
dobles de acuerdo al lenguaje que hemos constituido y la manera en que lo
empleamos.
2.- ¿Qué es un texto
escribible?
R= Un ‘texto
escribible’ es aquel que carece de significados y se aleja de una recepción
amena o tradicionalista y que exige la participación de los lectores (en este
caso, críticos) como productores y no tanto como lectores (esto en el nivel de
la interpretación). Así, Eagleton lo define de esta forma: “carece
de significado preciso y de "significados" (participio pasivo) fijos,
está compuesto de varios elementos difusos, constituye un tejido inagotable o
una galaxia de significantes, una tela inconsútil de códigos y fragmentos de
códigos, a través de los cuales el crítico puede abrir su propia brecha
aventurera” (86).
3.- ¿Cuál es el
grado cero de la escritura?
R= Es aquel que
pretende librarse de los significados o más bien de la contaminación que
producen éstos mediante una posición de neutralidad ante los significados;
herramientas como el silencio o el apartarse de la constante afluencia de ellos
permitiría tal grado en la escritura, supuestamente. Aquí la reflexión de
Eagleton que puede entenderse mejor: “[…] se esfuerza por liberarse de
la contaminación del significado social, ya sea insistiendo en la pureza del
silencio (como ocurre con los simbolistas), o bien buscando una austera
neutralidad, un “grado cero de la escritura” que desearía parecer libre de
culpa pero que de hecho es, como lo ejemplifica Hemingway, tan estilo literario
como cualquier otro” (88).
4.- ¿Cuál es el
último terreno que queda al placer del significante?
R= La idea de escribir o
leer-como-si-se-escribiera es el último terreno al placer del significante de
acuerdo a Eagleton en torno a la reflexión de Barthes sobre el texto. Este
último proclama que el texto “es [...] esa persona sin inhibiciones que le muestra el
trasero al Padre encarnado en la Política” (88). Así, Eagleton reflexiona: “El
escribir o el leer-como-si-se-escribiera, constituye el último terreno sin
colonizar donde el intelectual puede esparcirse, saborear la suntuosidad del
significante con seductor desdén por cuanto pueda ocurrir en el Palacio del
Elíseo o en la fábrica Renault. Al escribir, la tiranía del significado
estructural podría quedar rota y dislocada por el libre juego del lenguaje, y
el sujeto, es decir, el escribir/leer, quedaría libre de la camisa de fuerza de
una única identidad para pasar a un yo arrobadoramente amplio” (88).
5.- ¿Cuál es la
relación entre el post-estructuralismo y el compromiso político?
R= Para empezar, el
postestructuralismo es producto (siguiendo a Eagleton) de la desilusión,
euforia y catástrofe que se da en 1968 gracias al movimiento estudiantil y la
lucha de la clase obrera en Francia (en general en toda Europa). Así, ante la
imposibilidad de revocar o desplazar el poder surge la idea de subvertir el
lenguaje para penetrar en las clases sociales e influir en ellas. Sobre esto,
Eagleton da un ejemplo acerca de los significados y significantes de acuerdo a la
inestabilidad que presentan en sí mismos. Hay ausencia y mutabilidad en ambos y
se lanza la pregunta: ‘¿cómo podía haber, en la forma que fuese, una verdad
determinada, un significado determinado?’.
También
apunta lo siguiente: “El poder se encontraba en todas partes, era una fuerza
fluida, mercurial, que se infiltraba por todos los poros de la sociedad, pero
que, como los textos literarios, carecía de centro” (89).
6.- ¿Cuáles son los
argumentos de Eagleton contra los post-estructuralistas?
R= Siguiendo la idea de
‘significado determinado’ que se mencionaba en la respuesta anterior, uno de
los de argumentos Eagleton en contraposición de los postestructuralistas es
sobre esa carencia de significado. Él piensa que el no poder hablar de certezas
o verdades no equivale a una carencia de significado: “Decir que no
existen fundamentos absolutos para el empleo de palabras como verdad, certeza,
realidad, etc., no equivale a decir que carezcan de significado o que sean
ineficaces. ¿Quién pensó que tales fundamentos existieran? ¿Y qué aspecto
tendrían si de veras existieran?” (91).
Otro
argumento puede ser el siguiente: “La opinión según la cual el aspecto más
significativo de cualquier texto consiste en que no sabe de qué está hablando,
suena a cansada resignación ante la imposibilidad de la verdad […]” (90). A
partir de esta concepción, Eagleton menciona que será muy fácil deslindarse de
los textos en cuanto a su valor de ‘verdadero’ o ‘serio’ por esta
característica del significante como producto y, todavía más, como algo
pasajero (se resta importancia ante el texto o lenguaje de acuerdo a lo
anterior). Por último, él apunta que “Otra ventaja de esa posición es que es
maliciosamente radical respecto a las opiniones de todos los otros, capaz de
desenmascarar las más solemnes declaraciones y presentarlas como desmelenados
juegos de signos” (90).
7.- Busca un texto que ejemplifique el signo
saludable y el signo doble.
R= Tomando la idea de
Eagleton (y Barthes) de la literatura realista como un ‘signo saludable’, puede
evocarse a Peñas arriba de José María
de Pereda como ejemplo. Esta novela, ubicada en el realismo, es altamente
descriptiva y el texto en gran parte avanza de esa forma. Los significados son
los que están ahí y no hay más. Aquí un ejemplo: “Todas las casas de Tablanca,
con excepciones contadísimas, me parecieron construidas por un mismo plano, la
plata baja, destinada a cuadras del ganado lanar y cabrío; en el piso, la
habitación de la familia, y la cocina sin más techo que el tejado, y en lo alto
del desván, limitado por un tablero vertical sobre el borde correspondiente a la
cocina, formando con las tres paredes restantes lo que pudiera llamarse caja de humos. Afuera, una accesoria
para cuadra y pajar del ganado vacuno, y pegado a ella o a la casa, un huerto
muy reducido”. Lo mismo sucede con los personajes donde las descripciones hacia
ellos son certeras no sólo en cuanto a su exterior (físico), también en lo
psicológico. Así, un ejemplo de ‘signo doble’ puede ser cualquier poema ya que
éste normalmente encierra uno o más significados y ejerce una función de
metalenguaje de acuerdo a lo que Eagleton apuntaba. Por ejemplo, en este poema
de Villaurrutia las metáforas juegan con los significantes y, aunado a eso, el
juego de “Y mi voz que madura” trae una doble significación
no sólo a nivel escrito, también oral.
[…]
Y mi voz ya no es mía
dentro del agua que no moja
dentro del aire de vidrio
dentro del fuego lívido que corta como el grito
Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
cae mi voz
y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura
como el hielo de vidrio
como el grito de hielo
aquí en el caracol de la oreja
dentro del agua que no moja
dentro del aire de vidrio
dentro del fuego lívido que corta como el grito
Y en el juego angustioso de un espejo frente a otro
cae mi voz
y mi voz que madura
y mi voz quemadura
y mi bosque madura
y mi voz quema dura
como el hielo de vidrio
como el grito de hielo
aquí en el caracol de la oreja
[…]
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